Estaba supuesta a ser una misión más, de esas que las naves espaciales de carga tipo Progreso han estado cumpliendo para el programa espacial ruso sin que nadie les preste mucha atención desde 1978.
Pero poco después de su despegue, el martes desde Kazajistán, la comunicación con la nave no tripulada que llevaba víveres hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) se interrumpió sin que hasta el momento pudiera restablecerse.
Lo que significa que una caída no controlada hacia la Tierra ahora parece inminente.
Los últimos intentos de los controladores rusos para retomar los mandos de la nave fueron infructuosos y según indicaron no podrán restablecer el control de la propulsión.
Como resultado, esperan que la nave Progres entre en la atmósfera de la Tierra en las próximas dos semanas.
Especialistas en balística rusos están trabajando junto con los expertos del Centro de Control de Misión de la NASA en Houston (EE.UU.) y de la agencia espacial europea (ESA) continúan monitoreando la trayectoria del vehículo para anticipar la fecha de sus reingreso en la Tierra.
Con un peso de más de siete toneladas, y una posible área de impacto que se extiende desde Berlín, en el norte, hasta las islas Malvinas/Falklands, en el sur, ha provocado que ahora sean muchos los interesados en el viaje final de la Progreso M27-M.
Aunque el astronauta canadiense Chris Hatfield, un antiguo residente de la Estación Espacial Internacional, aseguró en su cuenta de Twitter que la nave se quemará lentamente en su regreso a la atmósfera.
Y la probabilidad de que, si no se desintegra completamente, usted sea golpeado por uno de sus fragmentos es de aproximadamente 1 en 2,2 billones.
Las probabilidades de que alguien sea impactado, sin embargo, son mucho más altas: 1 en 3.200, según cálculos generales del Programa de Desechos Orbitales de la NASA para este tipo de eventos.
Por lo pronto, los técnicos del programa espacial ruso siguen intentando restablecer contacto con la aeronave, que está girando sin control mientras orbita alrededor de la tierra.
Pero si no lo logran antes de que se le agoten las baterías –lo que pasará en cuestión de días– la nave se desplomará hacia la Tierra con todo y las casi tres toneladas de carga por la que esperaban los seis astronautas actualmente en la EEI.
Dicha carga incluye agua, oxígeno y alimentos.
Pero los tripulantes de la estación espacial todavía tienen provisiones para cuatro meses y ya están previstas otras misiones de reavituallamiento.
Lo que significa que, con algo de suerte, la única consecuencia del fallo será la pérdida de la Progreso.
Y tal vez algo de vergüenza para el programa espacial ruso, que en los últimos cuatro años ha perdido varias naves y satélites, incluyendo el accidente de otra nave Progreso en agosto de 2011.
NASA
La agencia espacial estadounidense (NASA) indicó en un comunicado que la nave no llevaba nigún elemento fundamental que afecte a sus operaciones en la estación.
«Los segmentos ruso y estadounidense de la estación continúan operando con normalidad y están adecuadamente provistos hasta el próximo viaje de reabastecimiento», aseguró la NASA.
La próxima misión para llevar carga a la EEI será en un vuelo comercial de la compañía SpaceX, el séptimo que realizará la compañía de Elon Musk.
La NASA tiene previsto que una nave Dragon de SpaceX lleve 2,2 toneladas de material científico y suministros. La misión no partirá antes de mediados de junio.