Fue un encuentro en la cumbre que quedó grabado en la memoria por un gesto poco inusual que algunos interpretaron como un “feo”.
Se trata del momento en el que la entonces primera dama saliente Michelle Obama recibió en la entrada de la Casa Blanca junto a su esposo, Barack Obama, al presidente entrante, Donald Trump, y su esposa Melania el día de la investidura del nuevo mandatario el pasado enero.
Para sorpresa de sus anfitriones, Melania llegó con un regalo con el que la primera dama saliente parecía no saber qué hacer. Las cámaras captaron el gesto de Michelle, que parecía decir “qué es esto”.
Para nada, explicó ahora la ex primera dama.
En una comparecencia en la convención del Instituto Americano de Arquitectura el pasado jueves en Orlando, FL, Michelle aseguró que su rostro no reflejaba otra cosa que su intento de contener las emociones por abandonar el que había sido su hogar por ocho años y en el que habían crecido sus hijas.
“Justo antes de que se abrieran las puertas y diéramos la bienvenida a la nueva familia, nuestras hijas se iban por la puerta de atrás llorando, diciéndole adiós al personal”, contó a la audiencia, según recogió el programa Today (NBC). “No quería que me vieran con lágrimas porque se pensarían que eran por el nuevo presidente”.