El cabello para el ser humano es de gran importancia , porque es el contorno del rostro. Si se es mujer, su relevancia aumenta. Muchos hombres confirman que el cabello es un sinónimo de feminidad. Aun así mantener una cabellera de ensueño cuesta dinero, pero aquí te mostraremos la manera más económica de lograrlo, solo necesitas constancia y paciencia.
Miel : Tiene propiedades antibacterianas (ideal como mascarilla si sufres de acné) pero, en el cabello, hace milagros cuando de alisar las áreas más difíciles se trata –¡piensa en la parte delantera de tu pelo o el flequillo! Simplemente, aplica miel directamente y peina con cuidado como si fuera un desriz. Déjalo reposar por al menos media hora y enjuaga con abundante agua fresca y acondicionador.
Leche: La leche completa contiene proteína, esencial para un cabello en buen estado por dentro y por fuera. Un tratamiento a base de leche, además de alisar la fibra, lo fortalecerá, haciéndolo menos propenso a quebrarse con el más mínimo tirón. Lo básico es empapar tu melena (desde el cuero cabelludo a las puntas), envolverla en un gorro de baño y retirar con agua a las dos horas. También puedes mezclar la leche con aceite de oliva y fécula de maíz para dar brillo y espesor.
Leche de coco y limón: No es una bebida que probaríamos en la “vida real” ¡pero sí que logra maravillas en el cabello! Aunque no parezca, el limón es un agente alisador ya que penetra en las fibras y previene la estática. Te proponemos agregar el jugo de un limón a una taza de leche de coco, bate hasta obtener una consistencia cremosa y úntalo de abajo hacia arriba. No olvides peinar. La leche de coco actúa como un acondicionador natural, reparando y nutriendo el pelo maltratado o deshidratado.
Aloe Vera: Si tu problema es el frizz, sin importar que tengas el cabello liso, ondulado o rizado, un remedio con aloe vera es lo que necesitas. Las enzimas de la sábila promueven el crecimiento del pelo, además de humectar a profundidad cada hebra. ¿Resultado? Una melena menos propensa a la estática, y mechones más controlados y definidos. Licúa una taza de cristales de aloe vera con ¾ de taza de aceite de ricino o aceite de oliva (en realidad, cualquier aceite natural podría servir), caliéntalo por varios segundos y, con cuidado de no quemarte, aplícalo de raíz a puntas. Enjuágate después de una hora.
Huevos: ¿Recuerdas las mascarillas capilares a base de huevo que tu mamá solía ponerte? Créele, ¡de verdad funciona! Un cabello liso y sano se caracteriza por ser brillante y sedoso, así que opta por batir dos huevos enteros con media taza de aceite de oliva; aplícalo de puntas a la raíz y peina varias veces hasta eliminar casi por completo las ondas. Una vez seco, retíralo y lava como de costumbre. ¡No te preocupes, no quedarás con un aroma a ensalada por el resto del día!
