SAN JUAN, Puerto Rico – La octogenaria Georgina Chervony Lloren, quien fue velada sentada en su mecedora convencida de que sería famosa después de muerta, fue sepultada a las 10:30 a.m. de este martes en el cementerio de Villa Palmeras, en el sector capitalino de Santurce.
“Cuando yo me muera voy a tener la fama; te lo juro que la voy a tener, y así mismo fue”, explicó a la agencia Inter News Service (INS) su hija Noelia Lamboy Chervony, al contar que fue la propia dama quien coordinó con los directivos de la Funeraria Marín los detalles de su velorio, que pagó.
Al describirla como una persona alegre que siempre plantó la armonía entre su numerosa familia, Lamboy Chervony aseguró que su madre “quiso ser famosa de una manera o de otra ser famosa”.
La idea de ser velada sentada en una mecedora, como si estuviera en un rincón de su hogar rodeada de naturaleza, le surgió cuando, en agosto de 2008, en la misma funeraria, en la zona de Hato Rey, velaron de pie a un joven que murió asesinado.
“Cuando ella vio por primera vez el muerto parao le surgió la idea de ahí y siempre la mantuvo”, dijo Noelia sobre la mujer que murió de cáncer, a los 81 años, y que una década antes había sido operada del corazón.
Aseguró que la singular dama, a la cual describió como divertida, pidió que además de estar sentada en su mecedora favorita y vestir el traje con el que se casó por segunda vez, “quería que le pusieran patines por que era pachanguera”, lo que no fue posible.
“A mami le encantaba y gustaba la bayoya, el relajo. Nunca la vieron de mal humor. Siempre sabía como decir las cosas a nosotros. Mami siempre fue bien cariñosa y una persona muy especial”, estableció Noelia, una de cinco hijas: Miriam, Dolores y las gemelas Sol Esther y Sol María, quienes residen en la ciudad de Orlando, en Florida.
El único varón, Ángel, murió hace unos años también víctima de cáncer y fue velado en la funeraria Marín. Sus hermanas lo describieron como “el consentido de mami”, lo que ellas entendían porque era el más pequeño.
Mario Chervony aseguró que su hermana “hacia reír al más triste, ella era muy jocosa; la trajimos aquí porque aquí trajo a velar a su esposo, al hijo y ahora ella está aquí con esa idea”.
“Yo soy hermano de ella de parte de padre, pero siempre éramos muy unidos, yo soy el octavo de 14 hermanos y ella era la tercera de las mayores del otro matrimonio de papi”, estableció Cherbony.
Creían que era broma
En principio, a sus hijas les pareció una broma la forma en que su madre quería ser velada, pero después la tomaron en serio porque ella hizo sus propios arreglos fúnebres: sentada en su mecedora, vestida con el traje con el cual contrajo segundas nupcias y debajo del brazo derecho el libro “Bíblico”, su preferido, además de una rosa en esa mano.
En el espaldar de la mecedora tenía una almohada roja otra de sus hijas, Dolores Lamboy Chervony, le confeccionó mientras convalecía.
Las hijas gemelas y las nietas, residentes en el estado de la Florida, en principio no les agradó la idea, pero después la aceptaron con cierta diversión, contó a la agencia INS otra de sus hijas, Miriam.
Fadwa Piñeiro estaba en el velatorio de su abuela sumamente conmovida en compañía de su esposo Mario Chervony, sobrino de la difunta, y sus dos hijos.
La joven mujer describió a su abuela como muy especial y como amante de las flores y de la naturaleza.
“Ella nos pidió que no estuviéramos tristes”, dijo Fadwa sobre su abuela, quien nació, en Mayagüez, el 18 de junio de 1933.
La Funeraria Marín ya ha hecho seis velatorios desde 2008, cuando tuvieron el llamado “muerto parao”, según se explicó.
El entierro en el cementerio de Villa Palmeras, en el sector capitalino de Santurce, se realizó de forma tradicional en un ataúd para cumplir con los reglamentos, que así lo requieren.
Fuente:EldiarioNY