Hace unos cuantos años se vivió un auge con respecto a la cosmética y a la baba de caracol. Hoy, tanto en Francia como en Tokio, el regreso de la baba de caracol pisa tan fuerte que se perfila como toda una revolución en estética.
¿Por qué es tan buena la baba de caracol?
El moco que es secretado por los caracoles tiene características sorprendentes, todas en un solo producto, y lo mejor, que es de origen totalmente natural. Contiene ácido glicólico, colágeno, antibióticos, vitaminas A y E, alantoína, elastina, proteasas y encimas fibrinolíticas, lo cual tanto para la cosmética como para la dermatología es algo así como una mina de oro, ya que es lo necesario para regenerar las células, nutrir los tejidos, retardar el envejecimiento, entre otras propiedades.
Extracción de baba de caracol
En Francia existe un productor, llamado Louis-Marie Guedon, que logró crear un sistema para extraer la baba del caracol sin dañarlo.
Planea cosechar unas 15 toneladas de baba para el próximo año para cumplir con sus contratos con 4 importantes laboratorios de cosmética de su país, lo cual nos habla de la importancia de esta saliva en la preparación de productos de belleza de excelencia.
Caracoles vivos por la piel
Pero no solo la baba de caracol se utiliza en cremas y demás productos cosméticos y dermatológicos, sino que curiosamente algunos centros de estética del mundo ofrecen a su clientela un tratamiento basado en caracoles vivos paseándose por sus rostros.
Este tratamiento facial es súper natural y aunque sean solo simples caracoles, es más que exclusivo. En Tokio por ejemplo se puede realizar solo en el salón “Ci: z.Labo”, lugar en el que hay que pedir cita con demasiada antelación y por lo que hay que pagar bastante dinero por sesión.
Para que te des una idea, este tratamiento de spa de alta gama, en el que los caracoles vivos se dan un paseo por tu cara durante 5 minutos cuesta unos 100 dólares, mientras que un tratamiento con extracto de baba de caracol de una hora de duración cuesta 240 dólares. ¿Estás pensando lo mismo que yo? ¡Entonces a buscar caracoles por todo el jardín!
Pero no todo es tan sencillo lamentablemente. Los caracoles que se utilizan son criados de manera especial, con una dieta de vegetales orgánicos.
Fuente Imujer