Las lentejas nacieron hace varios siglos en el Cercano Oriente. Lo primero que percibieron sus descubridores fue su forma cóncava, a la que consideraron muy similar a la de un lente. En base a esta analogía fue que acuñaron su actual nombre: lente-jas. Ahora bien, habiendo tantas posibilidades gastronómicas, ¿por qué tenemos que consumir este alimento con forma de lente?
#1 Salud cardíaca
Diversos estudios científicos han demostrado que la ingesta regular de alimentos ricos en fibra, como las lentejas, es altamente recomendable para la prevención de la mayoría de las enfermedades cardíacas. Además, las lentejas poseen grandes cantidades de magnesio, que mejora la circulación sanguínea y facilita la llegada de oxígeno a todas las células del cuerpo. Por otro lado, este alimento también reduce los niveles de homocisteína, hecho que disminuye los riesgos de desarrollar complicaciones cardiovasculares.
#2 Peso saludable
Las lentejas rozan la «perfección alimenticia». Esto se debe a que aportan altas proporciones de proteínas, fibra, minerales y vitaminas y a que no contienen grasas perjudiciales. Asimismo, este alimento posee un bajo contenido calórico –una taza de lentejas cocidas equivale a tan solo 230 calorías–. No obstante ello, y gracias a su abundancia de fibra, las lentejas constituyen un plato que sacia el apetito y previene la sobrealimentación. Por todos estos motivos, este alimento es un gran aliado a la hora de alcanzar o bien conservar un peso saludable.
#3 Más energía
Por un lado, su alto contenido de fibra y carbohidratos complejos hace que las lentejas incrementen el caudal de energía. Pero, no son solo estos nutrientes los que contribuyen a este efecto. De hecho, el hierro también es responsable. Este se encuentra de forma muy abundante en las lentejas y es el responsable de trasportar el oxígeno a todos los órganos vitales. Por ello, su consumo también favorece el funcionamiento del metabolismo y potencia la producción de energía.
Fuente: Imujer
