Cada vez son más las mujeres que deciden hacer natación durante su embarazo, ya que se ha comprobado que es muy bueno tanto para la futura mamá como para el bebé.
Ventajas de la natación
Sin importar la edad o condición física de la persona, hacer natación es un ejercicio realmente muy completo, porque hace uso de los dos grandes grupos musculares (piernas y brazos) y proporciona a su vez excelente beneficios en los sistemas cardiovascular y respiratorio.
Además, las mujeres embarazadas sienten una experiencia diferente en el agua, porque les alivia el peso de la barriga que en otros deportes siguen sintiendo. Por otra parte, es un deporte con muy bajo riesgo de lesiones o accidentes.
Es recomendable realizar cualquier clase de ejercicio del tipo aeróbico que se realice durante la gestación, porque de esta forma contribuimos a aumentar el proceso de utilización del oxígeno, tanto para el feto como para la madre. La natación, a su vez, mejora la resistencia, quema calorías, permite dormir mejor, estar menos cansada y hacer frente a la variedad de emociones que plantea un embarazo.
Seguridad para embarazadas nadadoras
La natación es el deporte más seguro para practicar por una mujer cuando está esperando un bebé. Si se practica antes del embarazo, no es necesario interrumpirlo pero sí hacer algunos cambios en cuanto a la rutina.
Si no se realizaba antes, es un buen momento para comenzar. Lo mejor es ir de a poco, hasta que realmente la mujer se sienta cómoda en el agua y sin miedos. Los ejercicios han de ser graduales y siempre teniendo en cuenta las posibilidades según el mes de gestación que esté atravesando.
Consejos según el período del embarazo
Dependiendo del trimestre de embarazo que tengamos, la rutina variará tanto en tiempo como en intensidad y tipo de ejercicios, por eso queremos darte algunos consejos para practicar natación durante el embarazo.
Para el primer trimestre, se puede nadar al menos media hora por día, sobre todo bien temprano a la mañana. De esta forma se logra contrarrestar las náuseas, la acidez y los mareos y, a su vez, desbordarse de energía, algo que les suele faltar a las embarazadas en los primeros meses. En esta etapa se puede usar un traje de baño común, pero a medida que la panza crece, hay que cambiarlo para que no quede muy ceñido y dañe al bebé.
Para el segundo trimestre hay que tener en cuenta que tal vez el peso ya no sea el mismo de antes. Por eso es recomendable no modificar la cantidad de tiempo ejercitado, pero sí ir variando algunos ejercicios y tal vez también el momento del día: a media mañana, o por la tarde, pero nunca por la noche, cuando las piernas comienzan a hincharse.
En el tercer trimestre se recomienda hacer brazadas para alargar los músculos del pecho y acortar los de la espalda, dos zonas que pueden estar mal alineadas en la llegada del bebé. El agua permite soportar el peso de la panza y sentirse más livianas. Ayuda a la respiración y a la preparación para el parto. En esta etapa, es mejor hacer “la plancha” o nadar de espaldas.
fuente Imujer