Un momento sumamente bochornoso se vivió este miércoles en la Corte de Brooklyn donde se está llevando a cabo el juicio en contra de Joaquín Guzmán Loera, conocido mundialmente como El Chapo.
Ahí el capo mexicano y su esposa, Emma Coronel tuvieron que sentarse cara a cara a escuchar uno a uno los mensajes de texto íntimos que él le mandó a ella y a su amante y que se filtraron porque él las espiaba a todas. Por si eso fuera poco, se reveló que El Chapo tenía una tercera amante y que incluso le pagó una cirugía plástica.
De acuerdo con el diario New York Post Coronel se tuvo que sentar con cara de piedra y frente a su marido a escuchar los aproximadamente 100 mensajes de texto que intercambió con la madre de sus hijas y con sus amantes, Agustina Cabanillas Acosta -a quien apodaban “La Fiera”- y Lucero Sánchez López, identificada como “M” en sus mensajes.
“Eres la persona más importante del mundo para mí”, dijo Guzmán a La Fiera, en uno de sus textos. La mujer ayudó al capo a coordinar transacciones importantes e incluso lo ayudó a comprar químicos producidos en Alemania y necesarios para la fabricación de drogas, a través de su compañía fantasma de fertiizantes.
“¿Cómo van las ventas amor?”, preguntó el Chapo en otro texto. Ella le respondió “¡Oh! Como abejjitas atareadas. No paramos, amor”.
Pero el Chapo también intercambiaba románticas notas con su esposa e incluso en 2012 le ofreció comprar un rifle para una de sus hijas mellizas. “Nuestra Kiki es tremenda. le voy a regalar una AK-47 para que pueda andar conmigo”, dijo orgulloso el padre. En otro texto dijo que quería que sus “princesitas” le prepararan sus comidas, a lo que su esposa le respondió: “Pues sí, pero yo creo que es mejor que mami te cocine. Después de todo fueron sus enchiladas las que te hicieron enamorarte de ella”.
Los mensajes también revelan el drama que constantemente rodeaba a la familia. En ese mismo 2012 El chapo le mandó a pedir a su mujer cinco camisas, ropa interior, champú y dos pares de tenis negros “del número 7” luego de que tuviera que salir huyendo de su casa en Cabo San Lucas por una redada.
“¿Se te ofrece algo más”, le respondió su esposa. “Tinte para mi bigote”, replicó él.
Según el agente Stephen Marston, los mensajes fueron obtenidos por la fiscalía gracias a la colaboración del ingeniero colombiano Christián Rodríguez, quien trabajó con El Chapo y colaboró de forma secreta con autoridades norteamericanas 2011 a 2013.
Rodríguez tuvo acceso a unos 50 teléfonos celulares y Blackberry que podían ser espiados por El Chapo por medio de micrófonos escondidos dentro de los aparatos. “Era como un juguete” explicó el colombiano a la fiscalía, según cita El Post.
El Chapo se ha declarado no culpable de los más de 12 delitos que se le imputan y que incluyen tráfico de dinero, lavado de dinero, conspiración y uso ilegal de armas de fuego. Su juicio continúa en Brooklyn.