Romper con todos los esquemas de la primavera y salir airoso en el intento, es algo que sólo Marc Jacobs podría lograr.
Todo indicaba que la tendencia para la próxima primavera sería un minimalismo en blanco que nos llevaría de vuelta hasta la década de los noventa. Eso creímos todos hasta que vimos la propuesta de Marc Jacobs. Quien hace veinte años impuso las tendencias, que ahora muchos quieren traer a la mesa, decidió no caer en las costumbres características de esta época.
Se olvidó de los colores suaves y sustituyó pasteles y blancos por tonos vibrantes. Usó telas satinadas, llenas de lentejuelas y estampados atrevidos. Se decidió a proponer algo fuerte, con presencia. Que mezclara figuras deportivas con materiales más casuales y presentó enterizos súper elegantes con botas hechas al estilo de los luchadores.
Pañuelos al cuello, gabardinas ligeras y estampados atrevidos fueron una constante en su apuesta. La única coincidencia que encontré con el resto de las pasarelas de esta semana de la moda, fueron las situetas frescas y sueltas que, sin duda, se reforzarán como tendencia en la próxima primavera. Como siempre, Marc Jacobs hizo arte de la irreverencia.