Las latas de bonito son las que se llevan la palma entre las conservas en cualquier despensa, el bonito es el más apreciado entre los pescados. Cuando se trata de un producto de calidad en aceite, y mejor de oliva, el resultado es la preparación de un plato o un bocadillo sabrosos. El atún blanco (Thunnus alalunga), o bonito del Cantábrico, es muy apreciado tanto en fresco como en conservas y es la especie más cotizada en nuestro entorno.
El atún rojo (Thunnus thynnus), tiene una carne roja que no se suele utilizar en conservas, pues es muy apreciada en fresco; los japoneses son los mayores consumidores con 60.000 toneladas anuales, el 40 por ciento del total mundial de capturas, y en los restaurantes nipones llega a alcanzar 800-1.000 euros el kilo. El bonito (Sarda sarda), tiene una carne muy sabrosa aunque está considerado como ligeramente inferior a la del atún blanco.
El atún claro (Thunnus alcabacares), llamado también yellowfin, de menos calidad para hacer conservas y apenas se vende fresco, y el Atún listado (Euthynnus pelamis), tiene también carne de menor calidad. Todos ellos componen la lista de piezas, y sobre todo, contenido de latas que podemos encontrar en cualquier punto de la geografía. El más frecuente en nuestros mercados, es el Bonito del Cantábrico, pero para su enlatado su nombre oficial es atún blanco o atúnxuri debido a que es el túnido de carne más blanquecina, la más apreciada y cotizada dentro de los túnidos en los mercados occidentales.
El bonito es el rey de los pescados azules, muy nutritivo y saludable, con sus grasas ricas en omega-3 que hacen bajar las tasas de colesterol sanguíneo y protegen el corazón, efecto inhibitorio frente a varios tipos de cáncer frente a enfermedades asmáticas, arteriosclerosis, disminución de la agregación plaquetaria, de la presión arterial sanguínea, efectos beneficiosos frente a enfermedades inflamatorias y autoinmunes y de algunos tipos de dermatitis. Su riqueza en calcio, fósforo y yodo es muy beneficiosa y también en vitamina D, B12 y vitamina A, de modo que es un alimento salud muy distinguido.
Muchos aprovechan para cortarlo en trozos de unos cinco centímetros, lavarlo bien, cocerlo en un caldo corto y algo salado durante unos 15 minutos, sacarlo del agua cuando esté templada y embotar los trozos en tarros con aceite de oliva. Se tapan y esteriliza hora y media el primer día, dejarlos enfriar, y volverlos a esterilizar media hora el segundo día. Dejar enfriar y guardar los tarros en sitio oscuro y fresco. Una maravilla que permite reponer desde la despensa. Pero seguro que no faltarán en cualquier casa unas latas de bonito del Cantábrico, nuestro rey gastronómico, indispensable para bocadillos, ensaladas y mucho más.