El kiwi es una fruta carnosa que tiene forma de huevo marrón y peludo, pulpa verde vistosa, jugosa y agridulce, originaria de China y según algunos autores de la zona del Himalaya y Japón, que en 1900 se introdujo en Inglaterra y poco después en Nueva Zelanda como planta ornamental, hasta convertirse en uno de los frutos más apreciados de los neozelandeses. Desde 1931, cuando Nueva Zelanda alcanzó independencia, figura en su escudo un pájaro veloz que no puede volar, el kiwi. Actualmente se cultiva en Euskadi.
Su sabor es delicado pero muy definido que recuerda un poco al del limón y al de la papaya juntos, si está verde puede resultar ácido y leñoso, y si blando maduro pasado y demasiado dulce. Resulta delicioso si está maduro en su punto cuando su piel es ligeramente elástica. Muy rico en vitamina C (94mg./ 100g.) más del doble que la naranja, ayuda a mantener alejadas enfermedades como los resfriados ya que refuerza el sistema inmunitario, protege a las células del envejecimiento porque logra neutralizar los radicales libres, contribuye a la formación de los glóbulos rojos donde interviene también su riqueza en ácido fólico, es muy rico en potasio buen diurético, y pobre en sodio y grasas por lo que conviene a hipertensos y enfermos renales, y tiene mucha fibra soluble útil en la hipercolesterolemia y en el tránsito intestinal.
Un solo kiwi cubre el 15 por 100 de las necesidades diarias de vitamina E, poderoso antioxidante. Aporta apenas 55 calorías por 100g. En su composición entra una enzima llamada actinidia que ayuda a descomponer las proteínas y mejora la digestión, por lo que el kiwi se utiliza para ablandar la carne frotándola con el fruto, y contiene también un compuesto fitoquímico llamado luteína, que previene la degeneración macular causa de ceguera en los países industrializados. Pero donde su acción resulta espectacular es con los fumadores por su riqueza en vitamina C que sirve para neutralizar los temidos radicales libres, que se producen al fumar. Cuando se toman dos kiwis diarios el aporte de vitamina C llega a 200 mg. día, tres veces superiores a la C.D.R. recomendada, y sus efectos son muy positivos.