A Floyd Mayweather Jr. le cuadra perfectamente la letra de ese bolero que dice “ódiame, sin piedad, yo te lo pido’’, porque en su caso el odio no es cariño sino dinero. Posiblemente no exista una figura tan controversia y despreciada como la del boxeador al que la mayoría reconoce como el mejor del mundo libra por libra, pero nadie como él ha sabido canalizar esos sentimientos hacia su cuenta de banco.
“Money’’, como también se hace llamar, no hace nada por gusto. Cada gesto suyo, cada acción tiene un sentido que luego capitalizará de alguna forma. Lo mismo simula que habla por teléfono cuando en realidad tiene en el oído un fajo de billetes, que se pelea con su propio padre al punto de echarlo del gimnasio. Es el clásico provocador en medio de un personaje villano, al punto que uno no sabe dónde termina la ficción y dónde comienza la realidad.
En cada episodio del All Access de la cadena Showtime, Mayweather Jr. nos muestra, una vez más, su enorme mansión, su colección de autos de lujo y la resplandeciente chica de turno para que la envidia nos penetre por cada poro. Esa envidia que es parte inseparable del ser humano desde que el mundo es mundo y que en realidad viene a ser una expresión, para muchos, de aquello que deseamos y no tenemos.
“Money’’ no hace nada por gusto. Cada gesto tiene un sentido que luego capitalizará de alguna forma.
A pesar del caos en el cual aparenta vivir, de su enorme corte de amigos y sirvientes, Mayweather Jr. es una máquina fría, calculadora. Y para todos aquellos que lo dudan, les hago tres preguntas: ¿Por qué eligió a Saúl “El Canelo’’ Alvarez como rival? ¿Por qué la pelea tendrá lugar el 14 de septiembre? y, sobre todo, ¿por qué pidió que el combate fuera en las 152 libras?
Respuesta primera. Ahora mismo no hay oponente más atractivo –si es que alguien sueña todavía con un enfrentamiento ante Manny Pacquio- que Álvarez, un hombre que trae a la mesa la fidelidad y las finanzas del público mexicano, que le puede brindar una buena resistencia, pero que todavía no posee las herramientas para vencerlo. Y lo siento por aquellos que albergan la esperanza de una sorpresa.
Segunda respuesta. Mayweather Jr. pudo elegir la fecha que le viniera en gana, pero sabe muy bien que siempre, siempre, por esta fecha de septiembre pelea algún guerrero mexicano de renombre, porque se trata de un momento importantísimo en la historia de ese país, desde el Grito de Dolores el 16, en 1810, hasta la llegada del Ejército Independentista a Ciudad México, el 27, en 1821.
Pero también un 14 de este mes, pero de 1847, un cuerpo expedicionario de Estados Unidos tomaba posesión, bajo una fuerte resistencia, de la capital mexicana, lo cual finalizaría en la pérdida de la mitad de su territorio a manos del poderoso vecino del norte. No pierdan de vista aquí el valor simbólico y emocional de estos días.
Vamos a la última respuesta. Canelo es el campeón de las 154 libras y Mayweather Jr. realizó su última pelea en las 147 contra Robert Guerrero. Sin embargo, cuando negocian el combate logra introducir su pedido de que el choque se efectúe en las 152. Dos libras menos para el mexicano, y usted puede decir que eso no es mucho.
Y si lo es. El fenómeno de Michigan ha estudiado a su oponente y sabe cuán difícil se la ha hecho estar en peso para sus últimas citas en el ring. Cuando llegue a su peso titular en la división ligero mediana, ¿de dónde va a sacar Canelo esas dos libras que le restan? No digo que no dará la cifra en la báscula, pero sí a un precio que podría pagar caro. Mientras el mexicano lucha con su peso, el residente de Las Vegas se concentra en la estrategia.
Queda claro, al menos para mí, que Canelo ha caído en la trampa de un hombre más experimentado y con un coeficiente de inteligencia boxística y empresarial que ahora mismo nadie posee en el deporte de los puños. No por gusto Mayweather Jr. tiene una bolsa garantizada –récord, más un porcentaje del Pay Per View- de $41.5 millones, que hacen palidecer los $10 del chico de Guadalajara. No por gusto es el deportista que más gana en un año en el planeta con apenas dos peleas.
Así que cuando vea algunas de las payasadas y los chistes de mal gusto del “Money’’, ódielo, pero tenga presente que ese sentimiento de rechazo se sostiene al compás de una registradora que no deja de sumar números y porque el personaje negativo que tan bien encarna atrae en medio del rechazo. El 14 de septiembre todos seremos testigos de eso.