El Día Mundial de la Diabetes se celebra todos los años y trata de concienciar a los humanos de una enfermedad que afecta a cerca de 120 millones de personas en todo el mundo aunque muchos de ellos no saben que la padecen, y en España hay actualmente un millón y medio de diabéticos de los cuales un tercio consumen insulina, ya que, además de los 150.000 insulinodependientes con diabetes tipo I, necesitan tratamiento con insulina un 30% de los de tipo II.
La diabetes es la tercera enfermedad que más muertes causa, por detrás del cáncer y el infarto de miocardio, y las campañas divulgativas son fundamentales para concienciar a las personas, detectar a tiempo la enfermedad, y atenuar sus consecuencias. Más de 10.000 casos de ceguera y 25.000 amputaciones podrían evitarse cada año en la Unión Europea con una buena información sobre la diabetes, y esta celebración coincide con el 75º aniversario de la aplicación de la insulina. Hoy, siete décadas después de su descubrimiento, el tratamiento con insulina inyectable sigue siendo el único tratamiento válido para la supervivencia de los enfermos de diabetes tipo I, los diabéticos jóvenes o insulinodependientes y los de mayor riesgo de sufrir complicaciones.
Existen dos tipos de diabetes
La diabetes tipo I, o insulinodependiente, que aparece en niños y personas jóvenes generalmente entre 8 y 12 años, se produce por una destrucción de los islotes de Langerhans, lugar donde se produce la insulina en el páncreas, a causa de mecanismos poco conocidos. Afecta a ambos sexos por igual y la predisposición a padecerla es hereditaria, se presenta de forma brusca en forma de coma cetónico, por mucha sed (polidipsia), hambre (poliuria) y orina (poliuria), y otros síntomas difusos. Los afectados precisan inyectarse insulinapara tratarse, ya que, el organismo no la produce.
La diabetes tipo II es una enfermedad de adultos y ancianos, principalmente mujeres y personas obesas, es más frecuente que la I – el 80% de los casos – , se debe a que disminuye la producción de insulina y a que esta produce menor efecto. Los afectados pueden no saber que son diabéticos hasta que surge alguna complicación, y no es raro que se descubra en un análisis rutinario. Algunos de ellos pueden no precisar de medicamentos, otros pueden tratarse con pastillas y otros con insulina, pero si cesa el tratamiento no suele producirse una cetoacidosis, de ahí que se denomine no insulinodependiente.
La diabetes es una enfermedad seria no sólo por el aumento de azúcar en la sangre, sino por las complicaciones como lesiones en los vasos sanguíneos, riesgo cardiovascular, retinopatia diabética ( primera causa de ceguera en los países desarrollados), la nefropatía diabética ( empieza a ser la primera causa de diálisis por insuficiencia renal terminal), y la neuropatía diabética. Otros problemas son la angina y el infarto de miocardio, la enfermedad cerebral vascular y la enfermedad vascular de extremidades inferiores que puede ser causa de gangrena y amputaciones.
El tratamiento diabético es complejo y se basa fundamentalmente en el propio enfermo, del que depende el control correcto de su enfermedad, apoyado siempre por su médico, y tiene cuatro pilares básicos: los hábitos de vida, el control periódico, los medicamentos y la insulina.
Desde el punto de vista nutricional, una alimentación equilibrada es siempre necesaria en cualquier orden de la vida, pero para los diabéticos es fundamental. Hace algún tiempo se creía que los azúcares estaban prohibidos, pero hoy se estima que no deben carecer de éstos, presentes en los alimentos que contienen almidón -pan, arroz, pasta, legumbres- y en la fruta, verdura, productos lácteos, etc. ¿Que efecto producen estos azucares en la sangre? Lo que se llama índice glucémico, que no es imprescindible conocerlo en cada alimento, sino sencillamente saber en que categoría se encuadra: si es alto, medio o bajo.
Cuanto más alto sea el índice glucémico de un tipo de alimento, más aumentará el nivel de azúcar en sangre. Pero hay que tener en cuenta que un alimento de alto índice glucémico puede producir en la sangre un nivel de azúcar menor del esperado, si su combinación con otros alimentos es la adecuada. Así, el pan tiene un índice glucémico alto pero untado con mantequilla, queda en un nivel medio, y lo mismo sucede con los dulces después de comer.
En cuanto a los diabéticos del tipo 2 , casi siempre obesos con exceso de peso, el tratamiento consiste sobre todo, en adelgazar y aumentar la actividad física. Con los consejos de un experto, estos enfermos pueden evitar las complicaciones de diversas enfermedades como la arteriosclerosis y los daños en la retina. Pero no se debe olvidar que algunos diabéticos del tipo 2 pueden necesitar inyecciones de insulina como los del tipo I.
Alimentos según su índice glucémico
Alto 100-55 |
Medio 50-40 |
Bajo |
Pan blanco |
Arroz integral |
Manzanas |
Puré de patata |
Galletas |
Naranjas |
Patatas al horno |
Plátanos |
Alubias |
Arroz |
Sacarosa |
Judías verdes |
Uvas |
Copos de avena |
Tomates-judías verdes |
Cereales |
Mermelada |
Lentejas |
Miel |
Espaguettis |
Helado |
Zanahorias |
Pan integral |
Leche |
Glucosa |
Patatas fritas |
Yogur |
Patatas fritas industriales |
Higos secos |
Fructosa |
Apio cocido |
Zumo de naranja |
Chocolate |
Habas cocidas |
Kiwi |
Pastas integrales |
Galletas saladas |
Mango-kaki |
Cacahuetes-nueces |
En cuanto a los productos alimenticios para regímenes dietéticos y especiales, de venta en diversos establecimientos, hay que decir que deben tomarse con prudencia porque el azúcar o sacarosa se sustituye generalmente por fructosa u otro azúcar de absorción lenta, lo que aconseja no cargarse de ellos. Vale un capricho pero está más aconsejado, cuando se recurra a estos productos, utilizar el original con la prudencia y control requeridos, por ejemplo, es preferible comer cuando llegan las fiestas, turrón normal -siempre que no se haya comido otro alimento de alto índice glucémico- que atiborrarse de turrón dietético. La miel, rica en azúcares está contraindicada, pero se admiten los refrescos “light” preparados con edulcorantes artificiales sin calorías como el aspartano, sacarina o acesulfano K, pues su efecto sobre los niveles de azúcar en sangre es nulo.
Finalmente, hay que decir que hoy día la vida de un diabético puede y debe ser normal, siempre que lleve hábitos ordenados y su esperanza de vida es tan alta como la de cualquier persona. En este sentido hay que aplaudir la labor que desarrollan las asociaciones de diabéticos, y desear que se implanten a través de los Centros de Atención Pública, servicios específicos con el impacto positivo que se puede producir con todos los afectados, pero sobre todo con los niños, los más vulnerables al convivir con esta enfermedad. Aunque hoy por hoy la diabetes es una enfermedad no curable, las investigaciones en el transplante de páncreas, nuevas insulinas y la ingeniería genética, harán que en un futuro la calidad de vida de los diabéticos mejore considerablemente no solo en el tratamiento, sino en la prevención.