Como siempre llueve sobre mojado, a los altos ejecutivos de United Airlines se les acumulan los problemas en su particular propia ascensión al Calvario con el escándalo del pasajero expulsado violentamente de uno de sus vuelos se les acumulan los problemas.
El último en aparecer en los medios sucedió también el pasado domingo en el vuelo 1418 entre la ciudad texana de Houston y la canadiense de Calgary, cuando un pasajero, Richard Bell, notó que algo se había caído del compartimiento superior para el equipaje de manos sobre su cabeza. Era una criatura diminuta de una pulgada y media, ocho patas y color miel.
“La miré y pensé: ‘Ohh, parece una pequeña langosta”, dijo al medio canadiense Global News la esposa del afectado, Linda Bell, con el que regresaba de unas vacaciones en México.
Otro pasajero les sacó de la confusión y les advirtió de que se trataba de un escorpión, probablemente peligroso. Richard se lo casó del pelo y cuando lo trató de apartar de la bandeja del asiento donde había caído, lo picó. “Fue como la picada de una avispa”, contó a Global News.
El escorpión cayó al suelo y otro pasajero lo aplastó, para después tirarlo por el baño. Una vez llegaron al aeropuerto de Calgary, personal de emergencias subió al aparato para tratar la picada y evaluar su gravedad. Pero como no mostraba ningún signo negativo, el pasajero declinó ser atendido y se fue a su casa.
Un portavoz de United confirmó este jueves al canal financiero CNBC que se había producido la picada y que la tripulación se había comunicado por radio con personal médico en tierra para evaluar la gravedad, pero que la herida no era de gravedad.
Tras el anuncio de que la víctima de la sonada expulsión prepara una jugosa demanda, ¿esta pareja canadiense también buscará un abogado?