En general, los padres que obligan a sus hijos a dejar el plato reluciente piensan que este es el mejor modo para hacer que los niños valoren los alimentos y comprendan la importancia de no desperdiciar comida. Lo cierto es, sin embargo, que esta medida es un arma de doble filo, pues también puede enseñar a los más pequeños a ignorar las señales del cuerpo. Este hábito es potencialmente problemático, en tanto puede resultar en sobrepeso e incluso obesidad.
Alternativas
Hay muchos motivos por lo que los niños no comen -no solo el hecho de que están satisfechos-. Así que si deseas conocer cómo mejorar sus hábitos alimenticios, sin batallas alimenticias de por medio, tendrás que poner el práctica alguna de las alternativas que te presentaremos a continuación.
Plato atractivo
Los niños comen con los ojos. Por tanto, si quieres incorporar alimentos nutritivos en su dieta y tener éxito en el intento, será mejor que saques a la pequeña chef que todas llevamos dentro y te aventures a realizar platos creativos. Juega con los colores, crea personajes divertidos, deja que tu imaginación fluya. No tienes por qué crear una verdadera obra de arte alimenticia; pequeños detalles bastarán. ¡Te sorprenderá constatar el poder que estos tienen!
Plato tramposo
Antes de sentarse a la mesa, tu niño ha escuchado que la palabra «brócoli» estaba implicada en la cena. Ahora, ya es demasiado tarde: no importa qué tan bonito luzca el plato, sabes que el prejuicio alimenticio de tu hijo será más fuerte. Prueba otra estrategia: haz un poquito de trampa. Cocina algo que a tu niño verdaderamente le guste, como hamburguesas al pan, por ejemplo. Y una vez que esté preparada, aprovecha para esconder en ella un poco de brócoli o cualquier otra verdura. ¡No se dará cuenta!
Fuente: Imujer