El nadador estadounidense Ryan Lochte pidió este viernes perdón y aceptó su responsabilidad por generar un escándalo internacional con su denuncia de que había sido asaltado junto a otros compañero en Río de Janeiro, un relato que ha resultado ser falso.
«Quiero disculparme por mi comportamiento esta semana», dijo el campeón olímpico de 32 años en su mensaje colgado en las redes, «por no haber sido más cuidadoso y franco en el modo con el que describí los eventos de esa madrugada, y por mi papel que robó el enfoque en los múltiples atletas que están cumpliendo sus sueños al participar en los [Juegos] Olímpicos».
El nadador aclaró que había esperado a ofrecer esta declaración a que se resolviera la situación legal de sus tres compañeros, que seguían en Brasil y no pudieron regresar a Estados Unidos hasta prestar declaración ante las autoridades brasileñas.
«Es traumático estar fuera tarde con tus amigos en un país extranjero -con la barrera del idioma- y que un extraño te apunte con una pistola exigiéndote dinero para que te deje marchar», señaló Lochte sobre lo sucedido la noche del incidente. «Debí ser más responsable en la manera en que me comporté y por ello pido perdón a mis compañeros de equipo, a mis fans, mis competidores, mis patrocinadores y los anfitriones de este gran evento».
«Aecpto mi responsabilidad en lo que está sucediendo y he aprendido lecciones muy valiosas», agregó el nadador, quien –según The Holywood Reporter–ha contratado los servicios legales de Matthew Hiltzi, un experto en crisis de imagen que ha ayudado a famosos como Justin Bieber, Katie Couric y Alec Baldwin.
Un asesoría que necesitará para recuperar su deteriorada imagen, como prueba el titular de una columna del New York Post que califica al atleta de ejemplo de todo lo que el mundo odia de los estadounidenses.
Con esta disculpa parece que Lochte quiere cerrar este embarazoso capítulo, que empezó cuando denunció el domingo en declaraciones a NBC que él y sus amigos habían sido asaltados de madrugada cuando iban en un taxi de vuelta a la Villa Olímpica por ladrones que se hicieron pasar por policías.
Lo que parecía un golpe a la reputación de Río tomó otro cariz cuando las autoridades encontraron que la historia no cuadraba con los videos y los testimonios que recogieron, incluidos los de los compañeros del nadador, hasta que finalmente el jueves confirmaron que su investigación arrojaba que lo del asalto era una mentira.
Según su versión, lo que sucedió en realidad es que los estadounidenses, tras una noche de fiesta y bebidos, protagonizaron un altercado en una gasolinera y que uno de los gardas de seguridad del negocio los encañonó para que no se fueran sin responder por sus acciones.
Aquí la confesión completa de Ryan Lochte: