Desde el mismo comienzo, con el anuncio de que ellas iban a ser las entrenadoras, las expectativas se elevaron ante la rivalidad entre ellas, la cual durante el TUF se ha acrecentado aún más y, después que termina esta temporada, la cita es el 28 de diciembre en el UFC 168, donde un octágono las espera con las manos abiertas.
Tate reconoció en los primeros episodios que nunca antes había sido entrenadora y que sentía la presión de hacerlo. Su principal problema fue el que sus pupilos vieran que hubiese cierta preferencia por la venezolana Julianna Peña y Chris Holdsworth. La sudamericana era su compañera de entrenamientos antes de la competencia, mientras que Miesha reconoció que Holdsworth era el que más fuerte trabajaba entre todos los participantes.
Todo esto trajo problemas, roces y comentarios de otros peleadores, lo que creó una atmósfera algo áspera.
Rousey, por su parte, tuvo que acostumbrarse a su rol de entrenadora y sus primeros fiascos fueron al comienzo al seleccionar sus peleadores y los combates a hacer, los cuales aparentemente los hizo con cierta arrogancia y le costó dos derrotas a su equipo.
Me parece que de lo positivo a señalar sobresale la visita de la madre de Rousey, Ann Maria Rousey, quien fue campeona mundial de judo, medallista olímpica y que cuando estuvo en la casa, les mostró a los chicos el camino a seguir para triunfar y los alentó con sabias palabras.
Además, Ronda llevó regalos para los participantes a causa del Día de Acción de Gracias, lo que la hizo confraternizar con los participantes, así como en otra ocasión en que llevó carne para un asado.
Tal vez, lo que más le criticaron fue su falta de experiencia enseñando técnicas, defensa, ataque, etc., pero hay que recordar que en un momento no tuvo problemas en mostrar la mejor manera de lograr su famoso armbar, pues, según dijo, no importaba que la vieran porque ella lo iba a conseguir de todas formas en sus peleas.
Tate lidió más con el tema que ya mencionamos del posible favoritismo y la decisión que tomó en el capítulo 12 fue que los entrenadores no estuvieran en la esquina cuando se enfrentaron entre ellos para no favorecer el uno al otro.
Creo que es justo señalar que Miesha ha pasado bastante tiempo enseñándole a sus pupilos algunas técnicas de defensa, sobre todo contra el armbar, el arma favorita de la campeona Rousey. Ahora queda por ver si lo puede llevar a la práctica en el UFC 168.
La parte emocional fue un punto fuerte para ambas entrenadoras, quienes siempre tuvieron tiempo para escuchar y alentar a sus peleadores, así como estar con ellos en momentos críticos durante la competencia.
Ahora que queda poco para que se termine el evento (30 de noviembre), veremos si estas dos estrellas femeninas del UFC siguen mostrando lo que saben a unos estudiantes que buscan su sueño de llegar a ser parte de la organización.
Fuente:UFC