Jay-Z es quien empleó la estrategia de publicidad más agresiva para el lanzamiento de su discoMagna Carta Holy Grail, llegando al punto de hacer una alianza con Samsung con la que consiguió vender un millón de copias antes de su lanzamiento, esto sumando el flujo de videos, letras de canciones y cualquier cantidad ridícula de revelaciones que pudieran ser noticia. Como era esperarse de un maestro empresario de su categoría, es él quien tiene el récord de ventas, sin embargo hablando de la música decepcionó en gran medida.
Reunió a un equipo soberbio de productores, técnicos y colaboradores para la grabación deMagna Carta Holy Grail de la talla de Timbaland, Pharrell, J Roc, Frank Ocean y Justin Timberlake, en lo que se esperaba fuera su resurgimiento tras una serie de exitosos pero desbalanceados álbumes. Las canciones encontraron a Jay Z fuera de forma, no demasiado creativo, los temas no son memorables y parecían con más hambre de demostrar y de presumir.
Drake discípulo directo de la humanización que ha impuesto West en el género, en el que gracias a él ya es cool expresar sentimientos e inseguridades personales, ha sembrado su estilo propio y lo ha llevado al extremo de utilizar Nothing Was The Same para narrar de la forma más honesta lo que ha sido su vida hasta hoy en día.
Drake es un artista que esta en un momento clave para capitalizar su éxito y talento, que está creciendo exponencialmente. Take Care fue un álbum, tuvo un buen recibimiento, pero Nothing Was The Same lo supera en todos los aspectos, lo muestra como un compositor más completo, riesgoso, innovador, consciente y seguro que supo cómo fusionar su enorme talento melódico con su técnica depurada en el rapeo, logrando cosas bastante interesantes con ello.
Eminem rompió con el estereotipo de que el rap es para personas de piel oscura, y a base de talento y técnica, su estilo llegó a ser la sensación alrededor del 2000. Su personalidad mediática y su controversial infancia lo llevó a ser víctima de fuertes críticas y exposición de los medios que terminaron por desestabilizar su persona. En los últimos años ha tratado de revivir su carrera que pasó por un bache profundo, y The Marshall Mathers LP 2 como lo indica su título es su oportunidad dorada.
Sin embargo… tanta presión personal por demostrar su valía en el mundo tan competitivo que es el hip hop, terminó por confundir su visión y fuera de inventar algo nuevo, creó una serie de canciones que simulan el repaso de sus éxitos pasados con una calidad decente pero sin el grado de innovación y encanto que tuvieron en el pasado.
Finalmente los dos veteranos son los que peligran de sequía creativa. Jay Z de 43 años da la sensación de estar más interesado en su prolífico mundo de los negocios y ayudas sociales, simplemente no canta con la misma pasión con la que solía hacerlo aunque queda esperar si Kanye West logra revivir su fuego en la segunda edición de Watch The Throne. Eminem de 41 años demuestra que está en un excelente estado pero que vive atrapado mental y creativamente en la juventud, no da indicio a evolucionar a tener algo qué decir que no haya hecho anteriormente.
Estos cuatro artistas merecen el máximo nivel de respeto al que se puede aspirar, pero como todas las personas son víctimas del tiempo y conforme avanza es normal que los intereses y las ideas cambien de orientación. A estas alturas se ve improbable hablar del regreso al mejor estado de forma de Jay Z y Eminem, pero por su naturaleza competitiva cada lanzamiento será un intento de atentar al reinado de West y Drake.