Desde el primer momento en que ocurre el proceso de fecundación, se empiezan a desarrollar diversos elementos necesarios para la formación del bebé durante el embarazo. Entre ellos, se encuentra la placenta.
¿Qué es la placenta?
Ésta constituye un órgano elemental cuya función principal es la de alimentar al bebé mientras se encuentra en el vientre de su madre, al tiempo que elimina sus mismos desechos.
Además, esta estructura funciona como puente conector entre la madre y el bebé mediante el cordón
umbilical, y se forma mediante las células que aportan el espermatozoide y el óvulo en el proceso
de fecundación.
Placenta previa
Generalmente, la posición habitual de la placenta durante el embarazo es en la parte superior del útero. En ocasiones, también se puede desarrollar en la parte lateral. Sin embargo, diversos factores pueden desencadenar que ésta se llegue a situar en la parte inferior, muy próxima al cuello uterino, denominándose así, placenta previa.
Cuando esto sucede es pertinente monitorear sigilosamente el embarazo, puesto que esta condición puede conllevar ciertos riesgos producto de que la placenta obstruye de manera parcial o total el cuello uterino, cuando debe encontrase libre.
Según la Clínica Mayo, el síntoma principal es el sangrado excesivo e indoloro que se produce en la embarazada a partir del tercer trimestre de gestación, es decir, desde la semana 27 hasta la 40. También hay mujeres que han reportado padecer contracciones.
Dependiendo de cómo se esté produciendo el sangrado, el médico evaluará los posibles tratamientos a ejecutar que van desde el simple reposo hasta la medicación y, en última instancia, la intervención quirúrgica (cesárea).
El médico tomará en cuenta factores como la semana de gestación del embarazo, la dimensión de los sangrados y la proporción de la placenta que cubre, y si obstruye el cuello uterino.
Generalmente, los especialistas de la salud suelen recetar corticoesteroides para ayudar a que el bebé desarrolle rápidamente sus pulmones por si es necesario evaluar realizar una cesárea antes de que el embarazo llegue a término.
De igual forma, única y exclusivamente cuando las hemorragias han sido severas, los médicos practican transfusiones de sangre a la madre y valoran el grado de supervivencia del bebé para considerar realizar un parto prematuro.
