Una mujer de Iowa ha tenido un gesto de amor que todavía hoy muchos cuestionan: llevó en su vientre por nueve meses, y parió, a sus propios nietos. Y lo hizo porque su hija, que sufre de hipertensión pulmonar, no podía quedar embarazada. ¿Puede haber algún tipo de «confusión» genética? ¿Son realmente los hijos de su hija?
Susie Kozisek, de 53 años, dio a luz en julio a Halle y Hadlee. Pero las mellizas no son sus hijas, sino sus nietas.
La joven abuela fue «portadora gestacional» para su propia hija Ashley, quien sufre de una condición pulmonar por la cual no puede llevar adelante un embarazo. Y lo hizo por segunda vez, ya que en 2011 también dio a luz a su nieta mayor.
La «portadora gestacional» acepta de manera voluntaria portar el embrión que, en el cuerpo de la mamá biológica, nunca sería viable.
Aunque es un procedimiento simple para el mundo de la fertilización asistida, todavía muchos tienen objeciones éticas.
Los óvulos y el esperma se toman de la mamá y el papá biológicos. Se fertilizan «in vitro», es decir en laboratorio, y el embrión producto de esta fertilización se implanta en el útero de la «portadora gestacional».
Desde el punto de vista de la genética, aseguran expertos, no hay ninguna duda: los bebés son hijos de la mujer y el hombre que pusieron óvulos y esperma.
«Escuché sobre esta posibilidad en un programa de televisión y me puse a investigar», contó Zozisek a ABC News.
Tras varias consultas médicas, y juntas familiares, se decidió que los embriones de Ashley, que estaban congelados en un banco de la Clínica Mayo desde 2010, fueran implantados en el útero de Kozisek en noviembre de 2012. El resultado fueron las preciosas bebas que nacieron en julio.
«Siempre tuve una relación muy cercana con mi mamá, y me gusta que ella ahora tenga ese lazo tan cercano con sus nietas», comentó Ashley. La intensidad de los sentimientos durante los meses en que veía crecer a sus hijos en la panza de su mamá, narró, no puede describirse con palabras.
Son esas experiencias que sólo viviéndolas se comprenden.