Desde que México aprobó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) millones de mexicanos se han unido a las filas de los hambrientos, aseguran especialistas. Los últimos informes muestran que el número de personas que viven en «pobreza alimentaria» (la incapacidad para adquirir la canasta básica de alimentos) es de 27.4 millones.
Difícil panorama a pesar de que este 16 de octubre celebramos el Día Mundial de la Alimentación, instaurado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace más de 30 años.
El doctor Carlos Cortés Ruiz, catedrático-investigador del departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco de la UAM comenta que las cifras mismas y la forma en que se determina el concepto de la pobreza, es parte de la discusión. «Pero lo cierto es que el tema de la pobreza es un problema central para la sociedad mexicana; somos un país en donde un porcentaje muy amplio de la población no tiene satisfechas sus necesidades básicas.
«Pobreza extrema es aquella población que no ingiere los alimentos necesarios para su reproducción física, es decir, que literalmente se está muriendo de hambre lentamente».
Entonces, estamos hablando de casi la mitad de la población, un poco menos según los datos oficiales, en situación de pobreza y cerca de la cuarta parte, o sea uno de cada cuatro en situación de pobreza extrema osea en situación de hambre», explica el académico.
Inclusive, en su última comparecencia ante el Congreso, la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles reconocía 52 millones de personas que el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) caracteriza como población en pobreza y de esa población, probablemente la mitad se reconoce como población en pobreza extrema.
Efectivamente, si bien no existe una definición consensuada del concepto hambre, la FAO comúnmente utiliza hambre como sinónimo de desnutrición crónica, aunque también se refiere al hambre como privación de alimentos, o a la sensación incómoda o dolorosa causada por no ingerir en un determinado momento suficiente energía a través de los alimentos.
A este respecto, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) expresa que existen diferentes maneras de aproximarse al hambre. Por ejemplo, solo con base en la medición multidimensional de la pobreza hay al menos cuatro aproximaciones. Una es través del ingreso, en la cual el hambre se podría vincular al valor de la canasta alimentaria. Otra es a partir de la carencia de acceso a la alimentación, mientras que las otras dos se vinculan al concepto de pobreza y pobreza extrema.
De acuerdo con la FAO, la seguridad alimentaria ocurre cuando «todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana».
En el caso de México, la medición multidimensional de la pobreza se aproxima al concepto de seguridad alimentaria a través de la Escala Mexicana de Seguridad Alimentaria, definiendo la carencia de acceso a la alimentación como aquellas personas con inseguridad alimentaria moderada o severa.
w Bancos de alimentos,
parte de la solución
En 1995 comenzaron a operar en nuestro país los primeros bancos de alimentos, dedicados al rescate de alimento para combatir el hambre y mejorar la nutrición de la población vulnerable en México.
Bancos de Alimentos de México -antes Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos- es una asociación civil mexicana sin fines de lucro que opera una red de 61 bancos de alimentos distribuidos prácticamente por todo el territorio nacional.
Tan solo en 2012 rescató casi 116 mil toneladas de alimento, ayudando a un millón 200 mil beneficiarios constantes.
En los años 80 hubo varias iniciativas simultáneas al respecto de los bancos de alimentos en nuestro país. Los comedores comunitarios operados por diferentes Cáritas Diocesanas fueron la base de los actuales bancos de alimentos en México. En la ciudad de Monterrey, el 16 de octubre de 1989 se inauguró el Banco de Alimentos Cáritas de Monterrey. Durante el mismo año se registró un Banco de Alimentos Cáritas en la ciudad de Saltillo, Coahuila.
Casi simultáneamente en el estado de Jalisco, Ricardo Bon Echavarría, reconocido empresario del mercado de abastos de Guadalajara desarrolló la idea de un programa de aprovechamiento de alimentos para personas necesitadas y el proyecto del banco de alimentos de Guadalajara comenzó de esta manera a tomar forma.
FUENTE: El sol de Mexico